domingo, 3 de julio de 2016

el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente


PIENSA SATANÁS
LA GUERRA INVISIBLE OBJETIVOS:
Al concluir este estudio serás capaz de:

  • Escribir el versículo llave de memoria. 
  • Demostrar entendimiento de los reinos espiritual y natural. 
  • Definir la palabra “rey”. 
  • Definir la palabra “reino”. 
  • Identificar los dos reinos espirituales. 
  • Determinar a cuál reino tú perteneces. 
  • Identificar las fuerzas espirituales del bien.
  • Identificar las fuerzas espirituales del mal. 
  • Explicar qué se entiende por “guerra espiritual”. 
  • Identificar la razón para la guerra invisible. 
  • Identificar el principio básico del entendimiento de la guerra espiritual. 
VERSÍCULO LLAVE DE LAS CLÁUSULAS DE LA GUERRA: 
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). 

Existe una gran guerra que está siendo librada en el mundo hoy. No es un conflicto entre naciones, tribus o líderes de gobierno. No es una rebelión o un golpe de estado. Es una batalla invisible que tiene lugar en el mundo del espíritu. 

Este estudio trata acerca de la guerra invisible en la que cada creyente está comprometido. Es una guerra en la que ninguno usa uniforme, pero en la cual cada uno es un blanco. El registro histórico y profético de esta guerra está contenido en la Palabra de Dios, la Biblia. 

LOS REINOS NATURAL Y ESPIRITUAL 
Para entender esta guerra invisible, primero debes entender los mundos natural y espiritual. El hombre existe en dos mundos: el mundo natural y el mundo espiritual.

El mundo natural es el que puede ser visto, sentido, tocado, escuchado, o tanteado. Es tangible y visible. El país, la nación, ciudad o villa en la cual vives es parte del mundo natural. Eres un residente en el mundo natural localizado en uno de los continentes visibles del mundo. Puedes ver la gente que es parte de tu ambiente. Puedes comunicarte con ellos. Puedes experimentar los paisajes, sonidos, y olores alrededor de ti. Pero existe otro mundo en el cual tú vives. Ese mundo es un mundo espiritual. No puedes verlo con tus ojos físicos, pero es tan real como el mundo natural en el que vives.

Pablo habla de esta división entre lo natural y lo espiritual: “Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales” (1 Corintios 15:40). Todos los hombres tienen un cuerpo natural que vive en el mundo natural. Pero el hombre es también un ser espiritual con un alma eterna y espíritu. El hombre es cuerpo, alma y espíritu. Tu ser espiritual (alma y espíritu) es parte del mundo espiritual así como tu cuerpo natural es parte del mundo natural.

DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL
Puesto que la guerra espiritual es justo eso... espiritual... debe ser entendida con una mente espiritual. En nuestro estado natural de pecado, nosotros no podemos entender las cosas espirituales: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14).

Es necesario usar “discernimiento espiritual” para entender las cosas espirituales. Quizás uno de los mejores ejemplos de discernimiento natural y espiritual está registrado en 2Reyes 6. Registra la historia de una batalla natural en la cual tropas de la enemiga nación de Siria habían rodeado un pequeño pueblo llamado Dotán donde el profeta Eliseo se estaba quedando. Cuando el siervo de Eliseo, Giezi, vio el gran ejército del enemigo sintió temor. Eliseo oró para que Dios abriera los ojos espirituales de Giezi para que él pudiera ver las huestes espirituales que los rodeaban y los protegían.

En esta ocasión, Dios abrió los ojos espirituales de Giezi y le permitió ver visiblemente las fuerzas superiores de Dios alistadas para la batalla. La historia de esta batalla en Dotán es similar a las condiciones espirituales en la Iglesia.

Hay algunos, como Eliseo, que ven claramente dentro del reino del espíritu. Ellos saben que hay un conflicto que está ocurriendo, han identificado al enemigo, y reconocido las grandes fuerzas de Dios que aseguran la victoria. Hay otros como Giezi, que con un poco de aliento, serán capaces de abrir sus ojos espirituales y no serán más temerosos o derrotados por el enemigo. Pero tristemente, hay muchas personas quienes, como aquellos en la ciudad de Dotán, están durmiendo espiritualmente. Ellos no saben incluso que el enemigo los ha rodeado y está posicionado para el ataque.

DOS REINOS ESPIRITUALES
Dentro de los reinos natural y espiritual de los cuales estamos hablando existen reinos separados que están gobernados por líderes naturales y espirituales.

REINOS NATURALES:
Todos los hombres viven en un reino natural de este mundo. Ellos viven en una ciudad o en un pueblo el cual es parte de una nación. Esa nación es un reino del mundo. Un reino natural es un territorio o pueblo sobre el cual un rey o líder político es el gobernante soberano. La Biblia habla de estos reinos naturales como los “reinos del mundo”. Los reinos del mundo han venido a estar bajo el poder y la influencia de Satanás: “Otra vez lo llevó [a Jesús] el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,9 y le dijo: —Todo esto te daré, si postrado me adoras” (Mateo 4:8- 9). 1 Juan 5:19 tristemente nos recuerda que “ el mundo entero está bajo el control del maligno”.

REINOS ESPIRITUALES: 
En adición a los reinos naturales de este mundo hay dos reinos espirituales: 

  1. El Reino de Satanás y 
  2. El Reino de Dios. 
Cada persona viva es una residente de uno de estos dos reinos. 

El Reino de Satanás consiste: 

  1. De Satanás, 
  2. Seres espirituales llamados demonios, y 
  3. Todos los hombres que viven en pecado y rebelión a la Palabra de Dios. 
Éstos, junto con el mundo y la carne, son las fuerzas espirituales del mal que obran en el mundo hoy. 

El Reino de Dios consiste de: 

  1. Dios el Padre, 
  2. Jesucristo, 
  3. El Espíritu Santo, 
  4. Seres espirituales llamados ángeles, y 
  5. Todos los hombres que viven en justa obediencia a la Palabra de Dios. 
Éstas son las fuerzas espirituales del bien. El Reino de Dios no es un iglesia denominacional. Las denominaciones son organizaciones de hechura humana de grupos de iglesias. Han sido establecidas con propósitos prácticos de organización y administración. Las denominaciones son organizaciones como los Bautistas, Asambleas de Dios, Metodistas, Luteranos, etc. 

La Biblia nos habla de la verdadera Iglesia la cual no es una denominación u organización religiosa. La verdadera Iglesia está compuesta de todos aquellos que se han convertido en residentes del Reino de Dios. 

En el tiempo presente en el mundo natural, el Reino de Dios existe individualmente dentro de cada hombre, mujer, niño o niña que haya hecho a Jesús el Rey de su vida. 

Existe comunitariamente en la verdadera iglesia y dondequiera que las personas hagan de este mundo el tipo de mundo que Dios quiere que sea. En el futuro, habrá una manifestación visible del Reino de Dios. 

LA GUERRA INVISIBLE

La guerra espiritual invisible es una batalla que envuelve a todos los hombres y mujeres. Puesto que el Reino de Satanás es un reino espiritual... “...porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).

La guerra espiritual no es una batalla natural entre la sangre y la carne. No es una batalla del hombre contra el hombre. No es una batalla visible. Es un conflicto invisible en el mundo del espíritu. Es una batalla dentro y alrededor del hombre. No es una guerra visible porque los espíritus están involucrados y aprendemos de Lucas 24:39 que un espíritu no tiene carne ni huesos.

La guerra espiritual es “multidimensional”, lo cual significa que es librada en diferentes dimensiones. Es...

  1. Una batalla social entre el creyente y el mundo: Juan 15:18-27 
  2. Una batalla personal entre la carne y el espíritu: Gálatas 5:16-26 
  3. Una batalla supernatural entre el creyente y los poderes sobrenaturales malignos: Efesios 6:10-27 
Toda persona viva está comprometida en esta guerra, se de cuenta o no. No hay campo neutro. 

Los no creyentes están bajo el yugo del mal y han sido llevados cautivos por las fuerzas del enemigo. Son víctimas de la guerra. 

Los creyentes han sido librados del enemigo mediante Jesucristo y son victoriosos, pero están todavía comprometidos en la guerra. El versículo llave de este capítulo indica que nosotros (todos los creyentes) combatimos contra fuerzas espirituales malignas. “Combatir” implica contacto personal cercano. Ninguno está exento de esta batalla. Ninguno puede verla desde la distancia. Estás en el medio del conflicto ya sea que lo reconozcas o no. Si no lo reconoces será mejor... estás equivocado. La guerra del cristiano nunca cesa. 

DONDE LA BATALLA HACE FUROR
La guerra invisible está siendo librada en la tierra:
“El ladrón [Satanás] no viene [a la tierra] sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

Satanás lucha para mantener el control de los reinos del mundo. Él no quiere que estén bajo la autoridad de Dios. La batalla también se efectúa dentro de los corazones, mentes, y almas de los hombres y mujeres. Satanás ciega las mentes de los no creyentes y ataca a los creyentes en las áreas de adoración, Palabra, su caminar diario, y en su trabajo para Dios.

CÓMO COMENZÓ LA BATALLA
La guerra invisible comenzó en el cielo con un ángel llamado Lucifer que fue originalmente un hermoso ángel creado por Dios y era parte del Reino de Dios.

Lucifer decidió que quería tomar el control del Reino de Dios. Puedes leer de su rebelión en Isaías 14:12-17 y en Ezequiel 28:12-19. Un grupo de ángeles se unió a Lucifer (ahora llamado Satanás) en su rebelión. Lucifer y los ángeles rebeldes fueron expulsados del cielo por Dios.

Ellos formaron su propio reino sobre la tierra:
“Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón [Satanás]. Luchaban el dragón y sus ángeles” (Apocalipsis 12:7). “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:9).

Lucifer llegó a ser conocido como Satanás y los ángeles que lo siguieron en su rebelión como demonios. Los espíritus demoníacos pueden entrar, atormentar, controlar, y usar a los humanos que pertenecen al Reino de Satanás. Ellos motivan actos malignos que son realizados por hombres y mujeres. Satanás dirige a sus demonios en sus actividades malignas. Él combina estas fuerzas poderosas con el mundo y la carne para batallar contra todo el género humano.

RAZONES DETRÁS DEL CONFLICTO
El hombre fue originalmente creado a la imagen de Dios y para la gloria de Dios (Génesis capítulo 2). La guerra invisible contra el hombre comenzó con la primera tentación en el jardín del Edén (Génesis capítulo 3). Satanás hizo pecar a Adán y Eva. Esto resultó en que todo el género humano heredaría la naturaleza pecaminosa y realizara actos individuales de pecado conforme a esta naturaleza: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).

También resultó en la guerra invisible entre el hombre y las fuerzas del mal: “Pondré enemistad entre ti [Satanás] y la mujer [género humano], y entre tu simiente [las fuerzas del mal] y la simiente suya [las fuerzas del bien representadas por el Señor Jesucristo]...” (Génesis 3:15).

A causa del pecado, el hombre fue separado de Dios y condenado a la muerte. Pero Dios amó al hombre tanto que ideó un plan especial para salvarlo del pecado: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:16-17).

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