lunes, 2 de febrero de 2009

EL LIBRO DE LOS HECHOS - LECCION 11


Hacía tiempo que los dueños estaban explotando a la joven esclava, cobrando al pueblo de Filipos las adivinaciones hechas por ella. Cuando vieron esa fuente de dinero arrancada de sus manos, frustrados y enojados, prendieron a Pablo y a Silas para acusarlos ante las autoridades municipales. Su acusación contenía la verdad suficiente para ser convincente. En aquel entonces los romanos que dominaban al mundo insistían en que las autoridades, nombradas de entre el pueblo conquistado, gobernaran, manteniendo el orden público y la paz entre las masas. Entonces, los dueños de la joven sabían que tal acusación inspiraría temor en las autoridades y que los induciría a medidas represivas en contra de los misioneros y ésta sería su venganza. En el versículo 21 notamos que también los acusan de enseñar una religión que no había sido aprobada por el Imperio Romano...

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